Los adolescentes y sus padres
Muchos papás y mamás se quejan de que sus hijos e hijas adolescentes no confían en ellos cuando de sexualidad se trata. Pero no a todos los adultos les sucede lo mismo. Hay quienes tienen una excelente confianza y pueden hablar, pedir consejos, compartir sobre estos temas que para muchos, parecen escabrosos.
Empezaremos este tema con una carta, de autor desconocido, a manera de reflexión.
Carta de un hijo a todos los padres del mundo:“No me des todo lo que pido. A veces solo pido para ver hasta cuanto me das.”
“No me grites. Te respeto menos cuando lo haces y me enseñas a gritar a mi también, y no quiero hacerlo”
“No me des siempre órdenes. Si en vez de órdenes a veces me pidieras las cosas, yo las haría más rápido y con más gusto”
“Cumple las promesas, buenas o malas. Si me prometes un premio, dámelo; pero también si es un castigo”
“No me compares con nadie, especialmente con mis hermanos. Si tú me haces lucir mejor que los demás, alguien va a sufrir y si me haces lucir peor que los demás, seré yo quien sufra”
“No cambies de opinión tan a menudo sobre lo que debes hacer. Decide y mantén esa decisión”.
“Déjame valerme por mi mismo. Si tu haces todo por mí, yo nunca podré aprender”
“No digas mentiras delante de mi, ni me pidas que las diga por ti, aunque sea para sacarte de un aprieto. Me haces sentir mal y perder la fe en lo que me dices”
“Cuando haga algo malo no me exijas que te diga el porqué lo hice, a veces ni yo mismo lo s锕
“Cuando estés equivocado en algo admítelo y crecerá la opinión que tengo de ti y me enseñarás a admitir mis equivocaciones también”
“Trátame con la misma amabilidad y cortesía con que tratas a tus amigos, que seamos familia no quiere decir que no podamos ser amigos también”
“No me exijas que haga lo que tú no haces. Aprenderé y siempre seré lo que tú hagas aunque no lo digas. Pero nunca haré lo tú digas y no hagas”.
“Cuando te cuente un problema, no me digas: no tengo tiempo para boberías o eso no tiene importancia. Trata de comprenderme y ayudarme”
“Y quiéreme y dímelo. A mi me gusta oírtelo decir aunque tu no creas necesario decírmelo”
Para padres y madres es difícil entender que sus hijos, para ellos niños y niñas aún, puedan tener en la adolescencia una expresión intelectual, corporal, social o sexual. El adquirir un nuevo aspecto y asumir manifestaciones de personas adultas, produce temor en los padres. Se requiere una gran dosis de comprensión para llegar a enfrentar las crisis y los conflictos.
Es evidente que el adolescente se rebela, no tanto por desafío a sus padres, como por experimentar su identidad y autonomía. El joven no sabe lo que quiere ser, pero sabe perfectamente lo que no quiere ser.
Cuanto más seguro se haga sentir a un adolescente, menor será su rebeldía y su agresividad.
Aunque ellos o ellas no quieran reconocerlo, los/las adolescentes necesitan de la ayuda de los padres, la cual debe ser sutil y delicada. Un amor incondicional y silencioso es la mejor ayuda.
Para los jóvenes es muy valioso poder intercambiar ideas con sus padres, debatir y contradecir las de sus adultos en un intento de afianzar sus posiciones, quieren demostrar que son pensantes y desean ser escuchados.
Es necesario también entender que sus amigos son ahora las personas más importantes en sus vidas y que preferirán cualquier programa con ellos que con la familia.
El sentido y las actitudes que los padres asuman frente a la sexualidad en esta edad pueden resultar definidos o por lo menos de marcada incidencia.
Leamos la carta que una persona con hijos adolescentes en 1993 le escribió, su nombre, Palacio.
A mi hijo adolescente:
Te he visto crecer, a veces con alegría y a veces con angustia. Parecen tan cercanos aquellos días cuando eras un niño que jugaba a imitar el mundo de los adultos y que preguntaba cosas tan sencillas, pero de gran interés para ti, como aquella ocasión en que lanzaste la inquietud sobre tu origen: ¿de dónde vine yo? O en otra oportunidad. ¿Cuándo me puedo casar? ¿Por qué las mujeres tienen senos? ¿Por qué los niños somos diferentes a las niñas? Recuerdo que era fácil y divertido hablarte de esos temas.
Ahora ya no son inquietudes sencillas, has despertado a una nueva sexualidad.
Tu cuerpo ha cambiado y eso significa que tienes claras sensaciones sexuales y con el mundo que percibes a tu alrededor, no debe ser fácil manejarlas.
Las canciones que te gustan hablan de sexo, de un sexo fácil, indiscriminado y al alcance de todos, estos mismos mensajes están en las películas y las revistas que con tus amigos parecen ser las preferidas.
Todo pareciera hecho para incitar a los jóvenes como tú a la acción sexual.
Quiero que tú y tus amigos además de que puedan obtener la información científica y tener muy claros los valores humanos, puedan analizar lo que reciben y tomar decisiones que los hagan dignos, responsables, solidarios.
Sé que una buena relación con tus padres te dará un importante respaldo que junto con tus sentimientos de aprecio y valor contigo mismo te protegerán de la manipulación y las presiones.
Quiero que como varón te sientas profundamente valioso y sientas que las mujeres son igualmente valiosas y por lo tanto escuches siempre sus opiniones y aprendan a llegar a acuerdos mutuos.
Quiero que entiendas que muchos aspectos de tu vida sexual son privados y que con ellos no se alardea, miente u ofende.
Te amo
La gente joven se queja con frecuencia de que “no pueden hablar con sus padres” o de que “los mayores no me comprenden”. Dos posiciones encontradas, pero de más está decir que sobran las buenas intenciones.
La única forma de ir logrando que se entiendan estas posiciones es conversando ampliamente. Muchos chicos y chicas dan por sentado que sus padres no los comprenden, o automáticamente los que dicen sus padres es literalmente “anticuado”.
Si entran con este concepto a una conversación no esperamos muy buenos resultados. Una buena manera de hablar con los padres es ser franco/a, escuchar lo que se habla, preguntar las dudas, estar en una actitud de acuerdos y entendimientos.
Es natural que los hijos en la medida en que crecen, descubren y reconocen defectos en sus padres.
En un ambiente cálido y seguro, los adolescentes, podrán sentirse a gusto para permanecer en familia hasta independizarse.
Hay algo que debemos recordar para reflexionar, padres, madres. En estos momentos de los no se ponen en evidencia las carencias educativas, la falta de un diálogo respetuoso, la falta de conciencia para reconocer los errores, la perseverancia en modelos arcaicos que alejan y levantan un muro insalvable con los hijos ya que ellos con un pensamiento lógico y en acción, devela sin titubear las inconsistencias de, a veces, el discurso adulto.
Gabriela Michoelsson (Sicóloga-Sexóloga)
gabriela@saberdesexo.com
094.21.28.21